Desde los momentos previos al inicio del partido, se empezaban a notar tensiones entre los aficionados marroquíes y argentinos. El primer indicio de este roce se manifestó durante la interpretación del himno nacional de Argentina. Mientras los jugadores albicelestes estaban alineados en el campo y el himno sonaba, los hinchas marroquíes comenzaron a silbar de manera ruidosa y desafiante. Este acto intensificaba el ambiente y el mar de emociones que se vivía en el estadio. La hostilidad en el comportamiento de la afición de Marruecos fue el presagio de la intensidad que se viviría en esta primera jornada de los Juegos de París.
Antes del problema que se originó por el gol del empate marcado por Cristian Medina, pocos aficionados ya habían ingresado a la cancha para tomarse un par de fotografías con algunos jugadores, entre ellos Achraf Hakimi y Julián Álvarez.
Después de que el árbitro central, Glenn Nyberg, decidiera agregar 15 minutos adicionales al tiempo reglamentario, la tensión en el estadio era intensa. Esta decisión se tomó debido a las numerosas interrupciones en el reloj provocadas por la escuadra marroquí, que incluyeron demoras intencionales para cortar el ritmo de juego de la selección argentina, que buscaba el empate. La medida de Nyberg no fue bien recibida por la afición marroquí, que expresó su descontento. Mientras el partido se prolongaba, el ambiente se tornó cada vez más cargado y la frustración se hizo palpable entre los seguidores de ambos equipos.
El momento que hizo estallar las emociones contenidas fue el gol que permitió a la selección argentina igualar el marcador en el tiempo complementario del partido disputado en el Stade Geoffroy-Guichard, donde la reacción de la afición marroquí no se hizo esperar. Apenas un minuto después del empate, los aficionados de la selección de Marruecos comenzaron a expresar su frustración de una manera disruptiva.
En un acto de descontento, empezaron a lanzar petardos al terreno de juego con la intención de impactar a alguno de los jugadores argentinos, además de la invasión de la cancha. La situación generó un ambiente tenso y obligó a los árbitros a detener el partido momentáneamente para garantizar la seguridad de los jugadores y del público. Además, enviaron a los futbolistas a los vestidores y dieron salida a los aficionados presentes en el estadio.
Posteriormente, el partido pudo reanudarse para la intervención del VAR, que dio como ganador a la selección nacional de Marruecos, algo que generó opiniones divididas respecto al cuerpo arbitral.
El partido en el Stade Geoffroy-Guichard concluyó con un desenlace tan dramático como impredecible, algo que reveló la pasión visceral que puede encender el deporte. El choque de culturas y expectativas, la tensión entre las aficiones y la controversia en torno a la decisión arbitral dejaron una marca imborrable en esta jornada inaugural de los Juegos de París.
La victoria de Marruecos, validada por el VAR no solo selló un resultado en el marcador, sino que también subrayó la complejidad y la imprevisibilidad del juego.
En última instancia, este partido será recordado no solo por el resultado final, sino por la manera en que encapsuló la esencia del deporte como un escenario donde la humanidad se manifiesta en su forma más cruda y vibrante.