La disciplina, la motivación y la organización son tres pilares fundamentales del estudio por cuenta propia. Se trata de un proceso de aprendizaje autodirigido que, a diferencia de los estudios formales en instituciones educativas, permite que el estudiante elija su propio ritmo, horarios y materiales, adaptándolos a sus necesidades y objetivos personales.
Uno de los principales beneficios de estudiar por cuenta propia es la flexibilidad. Al no depender de un aula ni de un horario fijo, el estudiante puede gestionar su tiempo de acuerdo con otras responsabilidades y compromisos.
Además, se fomenta una mayor autonomía, ya que es el propio estudiante quien establece el camino a seguir, elige las herramientas de aprendizaje y se enfrenta a los desafíos de manera independiente.
Sin embargo, estudiar de manera autodidacta también presenta retos importantes. La falta de una estructura formal puede llevar a la falta de motivación, especialmente si no se cuenta con una rutina sólida.
Por otro lado, es fundamental saber cómo acceder a información de calidad, lo que implica una cierta habilidad para filtrar fuentes confiables, en especial en un mundo saturado de datos. Contar con una computadora o portátil adecuada o cualquier dispositivo con acceso a internet, permite sacar ventaja de esos conocimientos.